domingo, 19 de noviembre de 2017

Valiente

El dolor de aquellos golpes la hubieran hecho gritar y correr, pero el miedo de nuevo la invadió. No podía creer que esa persona a la que tanto amaba hubiera vuelto a hacerla temblar. Mientras se miraba la marca que le había dejado en el antebrazo volvió él arrepentido, con el alma hecha pedazos y un mar de lágrimas inundando sus ojos.

"Tu arrepentimiento no merece mi perdón y ese perdón jamás implicará el olvido, me has hecho llorar demasiadas veces. Así que no me digas que me quieres, ahora sé que es mentira, pues a la mujer que se ama jamás se le hace una herida".

En aquel momento ella se sintió muy grande y él muy pequeño.

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