miércoles, 22 de noviembre de 2017

Un día distinto

Me encanta caminar, pero me gusta hacerlo sola.
Todas las noches, vuelvo a casa de trabajar acompañada. Solo me acompañan por tramos, en rectas, hasta que viene un coche detrás… Sin embargo, no me gusta que se empeñen en hacerlo. Me gritan, me silban, me hablan, me preguntan si me llevan… Yo me pregunto si acaso no tengo piernas.
Adoraba mis pies cuando era niña y servían para trasladarse por el mundo. Para volar. Desarrollé el aparato locomotor adecuadamente con la intención de ser libre; pero hay otros desarrollos que nos educan para condenar y que me condenan.
Hoy, he vuelto caminando a casa después de trabajar y un coche se ha parado a mi lado. Solo estaban perdidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario