lunes, 20 de noviembre de 2017

Tras la muerte

Me vigila. Vaya donde vaya, su mirada está en mí. Sabe dónde voy. Sabe dónde estoy. Camino por la calle pensando que cualquier persona puede ser él, puede ser sus ojos, su sombra.
Entro en mi casa. Lo ha sido durante toda mi vida. Pero en el momento en el que veo desde arriba lo que hay dentro, deja de serlo.
Mi cuerpo, inerte, sobre la alfombra. Sangre por el suelo. Él, de pie a mi lado, cuchillo en mano. Se oyen sirenas en la calle.
—Manos arriba.
Gritos, insultos... Y disparos. Dos. Su cuerpo cae al suelo junto al mío. Entiendo lo que pasa. Trato de huir, pero aparece delante de mí, cortándome el paso.
—¿Dónde ibas, mujer?

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