lunes, 27 de noviembre de 2017

Posesiones

En el tiempo que gira la llave en la cerradura pensó que todo quedaría zanjado como siempre: unas palabras de perdón, el juramento de que nunca se repetiría, de que había cambiado. Contempló el mobiliario, que incluía su televisión, su escritorio estilo imperio, su chaise longue, su equipo de sonido, su librería de ébano con cientos de libros, su mesa de comedor… Todos sus objetos seguían en su lugar, dispuestos a satisfacer el apetito para el que habían sido adquiridos. Sin embargo, ella no estaba en casa. La turbación fue absoluta cuando leyó la nota sobre el escritorio: me he ido, no soy tuya.

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