lunes, 20 de noviembre de 2017

Pánico

− ¿Cuántos?

Recuerdo la ilusión, luego las miradas que matan, no de amor ni amando. Los gritos. Inútil. El odio. Porque si la línea entre el amor y el odio es fina, tú fuiste el que la robó para siempre.

Cuando me entraba el vértigo subía al armario. El pánico pasaba dentro del balón de Nivea que cayó del avión un verano. Verano en el que mi cuerpo en bañador era como el de un dálmata. Blanco y morado. La ansiedad pasaba encerrada en una sábana. El dolor de los golpes escondida dentro de una cápsula de analgésico.

Ya no tengo miedo. Sé que sigue ahí, pero se irá. Como yo.

 ¿Cuántos quiere?
− Un billete, solo de ida.

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