María
dice que tiene miedo a las arañas. Ojalá pudiera intercambiar mis
fobias con ella, aunque solo fuera por un día. En mi caso no es el
miedo, sino el pánico lo que me inunda cuando camino a casa. Gritos
amenazantes. Ojalá no tuviera que escuchar el llanto de una madre…
bueno no, el de mi mamá. Me encierro en mi habitación y mi corazón
intenta huir de mi pecho sin éxito. Ojalá en algún momento lo
consiguiera. Entiendo muy bien ese deseo de escape, pues lo siento
cada vez que la impotencia rasga mi alma. Infierno. Ojalá esto
termine.
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