miércoles, 22 de noviembre de 2017

Mujer valiente

Sus caricias abrasadoras me marcaban el cuerpo. Sus palabras, el alma.
Mi corazón se cerraba a la par que sus puños, su arma.
Las lágrimas invadían mi cara tras el contacto con su piel.
Las palabras herían a otro nivel.
Pero algo brillaba más allá: la esperanza.
Una salida, un adiós para siempre cargado de fuerza.
Cerrar esta puerta al dolor, y a mi maltratador.
Resurgir como el ave Fénix.
No volver la vista atrás. Curar mis heridas.
Dejar que mi piel olvidara el rastro de sus caricias.
Gritar al mundo mi libertad. Gritar al mundo sin piedad.

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