miércoles, 22 de noviembre de 2017

Lo que nunca confesé

Tenía 14 años. Hacía calor, así que me puse unos vaqueros y  camiseta de tirantes. Mi novio pasó a buscarme para ir juntos a clase. Lo primero que dijo fue "¿Dónde vas así?". Él pensaba que con esa camiseta "iba provocando que me mirasen". Comenzó a apretarme la mano. Le dije que me hacía daño y respondió tirando de mis dedos hacia atrás, hasta que tuve que agacharme. Cuando estaba casi de rodillas, dijo "ya hablaremos" y me soltó. Me intentó convencer de que me había roto la muñeca porque me quería. No. El amor no hace daño ni mata. El dolor de muñeca desapareció en un mes. El de corazón, sigue apareciendo en algunas ocasiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario