jueves, 16 de noviembre de 2017

Las alas

Luchaba el miedo aún sabiendo que iba a perder. Era imposible parar.

Feroz, horrible: el miedo iba comiendo terreno.
Vivía dentro, recluido en su pecho desde la primera vez que la sintió... esa vez. Esa vez sus pies se helaron porque la sangre le fue directa al estómago, recuerda su mirada y como se le apagaron los ojos.

Hubo muchas más veces, pero siempre ganaba, nunca había podido controlarlo. Si rabiaba por dentro, quemaba desde ahí para convertirse mezclado con comida en desecho, en lágrimas.

Pero ya no ha podido aguantar más. Ha huido desbordando la boca; el miedo, expatriado de quien no tuvo valor ni fuerzas, ha sido vencido. Se han liberado las alas.

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