lunes, 20 de noviembre de 2017

La revolución matriarcal

La casa dormía apaciblemente mientras mi mente se desvivía en sombríos y melancólicos recuerdos.
Todas las sensaciones danzaban reiterándose continuamente. Dolor, agonía, impotencia y pura ira. Pero mi sacrificio fue en vano. Si en aquellos tiempos me hubieran mostrado mi actual presente no habría aguantado tanto. Mi calvario habría terminado antes y, también, los suplicios de mis hijos.
Dejé todo aquel que me provocaba tormentos, le abandoné con el poco coraje y dignidad que no me privó. Conseguí hacer mi propio camino con las voces que siempre me ayudaron y fortalecieron para hallar mi destino.
Hoy tengo luz propia y refuljo libertad, independencia y puro júbilo por todos mis poros junto a mis aliados. 

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