miércoles, 22 de noviembre de 2017

Ese día

Ese día se levantó antes del despertador. Miró al espejo, a sus ojos cansados, a su piel deshidratada, apretó más fuerte los labios y volvió firmemente al dormitorio. Miró a él y, después de años de haberlo practicado delante del espejo, le dijo: ¨Se acabó.¨ 
Normalmente él se hubiese reído; normalmente, ella lo diría llorando y temblando. Esta vez su voz sonó firme y serena. Esta vez los dos sabían que era de verdad.
Ella se puso un vestido (él nunca le permitía llevarlos para trabajar) y se pintó los labios.
Ese día por primera vez la profesora de matemáticas de un pueblo dio clase sonriendo y en vez de una fórmula escribió en la pizarra: SE ACABÓ.

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