Ambos gritaban.
Sentía ganas de agarrarla de los pelos y estamparla contra la pared.
Frenó cuando ya caminaba hacia ella con los puños apretados. Ella seguía insultándolo.
Salió dando un portazo.
Después la llamó al móvil. Ella cogió y colgó.
Enseguida llamó de nuevo. Ella no respondía. Probó varias veces.
O pedía perdón o la cosa acababa.
Pero no quería dejarlo así. Se había quedado con muchas cosas que decir.
Había querido desahogar su furia hasta las últimas consecuencias.
Entró en un bar y pidió una cerveza. Un recuerdo fugaz acudió a su conciencia. Eran ellos dos, al principio, paseando cogidos de la mano, muy enamorados. Decidió no volver nunca a casa. Sería un favor para los dos.
Sentía ganas de agarrarla de los pelos y estamparla contra la pared.
Frenó cuando ya caminaba hacia ella con los puños apretados. Ella seguía insultándolo.
Salió dando un portazo.
Después la llamó al móvil. Ella cogió y colgó.
Enseguida llamó de nuevo. Ella no respondía. Probó varias veces.
O pedía perdón o la cosa acababa.
Pero no quería dejarlo así. Se había quedado con muchas cosas que decir.
Había querido desahogar su furia hasta las últimas consecuencias.
Entró en un bar y pidió una cerveza. Un recuerdo fugaz acudió a su conciencia. Eran ellos dos, al principio, paseando cogidos de la mano, muy enamorados. Decidió no volver nunca a casa. Sería un favor para los dos.
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