Ya no sentiré su abrazo poco a poco asfixiándome, apretando hasta dejarme sin conocimiento, mascullando palabras ilegibles ya a mi oído.
Cierro mis ojos, las lágrimas susurran palabras ahogadas, nunca dichas. Siento frío, mi garganta enmudece y mi alma rota grita: "nunca más".
Arrastro la pesada puerta, las llaves; una, dos vueltas y me alejo con paso firme, sin volver la vista atrás.
Arrastro la pesada puerta, las llaves; una, dos vueltas y me alejo con paso firme, sin volver la vista atrás.
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