jueves, 16 de noviembre de 2017

Ausencia

Sabía perfectamente lo que debía hacer. Sabía perfectamente que no podía seguir allí, sentada, esperando su llegada, su mano en alto a punto de caer, su boca de sapo insaciablemente humillante, vomitando su fracaso. Sabía perfectamente lo que debía hacer, pero no era capaz de gritar.

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