miércoles, 22 de noviembre de 2017

Aunque el camino duela

Ella estaba apostada frente al mar y un nuevo interrogante emergía del rescoldo de sus fuerzas. Incesantes paréntesis la retrotraían a lo más nefando y monstruoso de su profusa experiencia conyugal. Los espacios de su niñez le habían evocado la convicción de merecerse la estima de los semejantes, aunque se afligía lacerada al reconocerse como escultura diseñada por él con trazos diabólicos durante los últimos años. La mano firme y la hiel en los labios habían socavado sus cimientos.

Culminada la catarsis, se redimió con el compromiso de capitanear su periplo. La autodevaluación corrosiva y armónica con los miedos y pesadillas ,que todavía la achechaban , sólo reflejaban el ayer.

El amor no es un peligro mortal.

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