lunes, 27 de noviembre de 2017

Ángeles y demonios

―Tu madre murió por no ponerle sal a la ensalada, hija―, me dijo la abuela entre lágrimas, la tarde en que se llevaron al papa a la comisaría.

Desde entonces no pruebo la lechuga ni el tomate y ahora que ha vuelto mi padre no quiero ni verlo. Los demonios tarde o temprano regresan del infierno;

los ángeles, en cambio, no corren la misma suerte.

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