jueves, 16 de noviembre de 2017

Adiós para siempre

Una mujer como ella no tenía por qué seguir soportando ese infierno; Por lo tanto, una mañana cristalina, despertó decidida a marcharse. La bella dama parada en el borde del horizonte, construyó una escalera de nubes y caminó en el aire hacia un lugar más pacífico. El monstruo que alguna vez la ofendió la miró alejarse sin decir adiós desde el pórtico de su choza; la vio difuminarse con la luz, hasta fundirse con el cielo transparente, desvaneciéndose así para siempre, de esa insulsa.

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