miércoles, 23 de noviembre de 2016

Luz de gas

Cada golpe sabía a miel y sangre, escocía como la pimienta, y caía como el despertador de cada mañana, vivir era estremecedor.
Él a veces sonreía y le miraba, ella sentía que las cosas mejorarían. No la trataba tan mal, era ella quien admitía que exageraba.
Ella amanecía asustada, él era maravilloso, ella le preparaba el desayuno, él le prohibía ver a sus amigos, ella creía que estaba estropeándolo todo, él le traía flores tras cada bofetada.
El chico era impulsivo y ella empezaba a ver la vida de color púrpura y a gritos. Una noche apareció la policía y el chico maravilloso amaneció entre rejas, ella se alegró inconscientemente de ver salir el Sol lejos de él...

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