miércoles, 23 de noviembre de 2016

Despertar

De repente me miré al espejo, me miré y por fin lo comprendí todo. Entendí que el amor no era control, que no le debía explicaciones a nadie. Que lo que hago con mi vida solo me corresponde juzgarlo a mí. Que existe una gran diferencia entre los consejos y las órdenes. Que me visto para mí, para sentirme guapa, no para que ningún hombre realice ningún comentario acerca de mi aspecto. Entendí que las limitaciones solo me las ponía yo misma, que nada es imposible y que podía hacer todo lo que me propusiera. Decidí que no quería personas tóxicas en mi entorno, que solo se quedarían aquellos que me merecieran. Sonreí, mi felicidad reside solamente en mi misma

No hay comentarios:

Publicar un comentario