lunes, 23 de noviembre de 2015

Tengo un puñado de grandes ideas

Rosas. Geranios.
El cálido sol rebota en las tonalidades desdibujadas.
El suave rocío resbala, silente, entre los irisados pétalos de terciopelo.
Camino decidida a tu lado.
Me observas tímido. Te miro.
Sonríes tiernamente. Te abrazo.
¡Soy tan feliz!
Miedo. Dolor.
Los golpes estruendosos retumban en las níveas paredes.
Mi sangre palpitante gotea, roja, cruel, por mis enjutos brazos.
Desespero. Quiero escapar.
Vociferas amenazas salvajes. Me paraliza el pánico.
Te aferras a tu odio violento. No te reconozco en este ser, sediento de horror, en el que te transformaste.
¡Esto nunca debería haber sucedido!
Pero tengo un puñado de grandes ideas.
Detener este instante vacío, equivocado.
Construir un futuro de respeto y colores vibrantes.
Recordar cada día que todo puedo cambiar.

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