lunes, 23 de noviembre de 2015

PRET A PORTER

Frente al espejo ató su melena alborotada con una fina hebra de hilo negro, con una brocha intentó barrer de sus mejillas el rubor de la vergüenza, tapó su yugular firmada por él con un jersey cuello perkins, embutió sus piernas sospechosamente doloridas por Gastaad, en el pantalón estrella de la colección.

El entró en la habitación. Era tarde. Reclamaba su brazo.

Ella se calzó unos salones también firmados por él, entonces doce centímetros separaban el estatus del infierno.

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