miércoles, 25 de noviembre de 2015

Mentiras y silencios



La primera vez, me llevé por delante una puerta. Me creyó la vecina. La segunda vez  escurría las lágrimas en el garaje, difícil conducir con la vista turbia. Estoy constipada, le dije. La tercera vez, mi mano morada en el súper: soy torpe, siempre estoy golpeándome contra las paredes… Me miró a los ojos, adiviné en ellos la pena. No siempre ha sido así, quise decirle. Cogí mi compra, busqué la calle, avergonzada. Ya no encontraba nombres para trampas domésticas que pudieran dejar señales visibles en mi cuerpo. No lograba que las paredes contuvieran insultos y amenazas. La cuarta vez, me vi tocando a su puerta, dejando atrás mentiras y silencios. Quise decir ayúdame. No hacían falta palabras.

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