martes, 24 de noviembre de 2015

La fuerza de la gravedad

Blanca despierta dolorida y mareada contra el parabrisas de su coche. Desubicada, encuentra a su marido inconsciente sobre el volante, lo último que recuerda es como él la golpea ebrio de ira.

De repente, el vehículo se balancea y un hondo precipicio aparece ante ella. Están a punto de caer. Presa del pánico, pasa entre los asientos delanteros, abate los traseros y llega hasta el maletero. Allí, agazapada, descubre aliviada que ha devuelto el equilibrio al utilitario.

Pero esta vez Blanca piensa en sus hijos aterrorizados bajo la cama, ha de escapar. Así que, sin más dudas, abre de un golpe el portón, salta por fin sobre terreno seguro y se despide de aquel hombre al que ya no reconoce.

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