martes, 24 de noviembre de 2015

EN LA CUERDA FLOJA

Nunca sospechaste que acabarías siendo una equilibrista, tú, que siempre paseabas tan feliz sobre la tierra. Su primer insulto, aquel que te hizo poner los pies en la cuerda floja, fue también un primer aviso. Pero preferiste quedarte callada. Servirá de contrapeso, pensabas, como luego, sin querer, sin palabras, acumulaste miedo y culpa cuando sus empujones y amenazas te hicieron tambalear. Hoy, avanzar por esa cuerda es todo tu mundo. Soportas su desprecio con tus labios apretados, y, sin decir nada, equilibras con lágrimas y tus gafas de sol esos golpes y bofetadas que juraste no perdonar. Y ahora que sabes que sus falsas promesas nunca te harán poner los pies en el suelo, ¿te atreverás a romper tu silencio?

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