viernes, 20 de noviembre de 2015

EMPRENDER EL VUELO

Huir de todo para vivir en una gran ciudad era su sueño. Esperaba encontrar una vida antagónica a la de su madre, siempre supeditada a las necesidades de los demás. Quería desplegar sus alas y enseñarle al mundo de lo que era capaz. Ya en la estación, cuando sus ojos se cruzaron con los de su vecina, inflamados por el llanto - y no solo del brazo partido por su pareja ayer - algo muy adentro se le rompió. Hoy, 25 años después, ya no sueña con grandes ciudades porque la tarea que desarrolla es lo que hace que vuele libre. Y acude diariamente al centro de acogida para acompañarlas, mostrarles sus alas y ejercer como instructora de vuelo.

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