lunes, 23 de noviembre de 2015

Bajo las sábanas

Su amigo Pepe le había contado que él, por las noches, se escondía bajo las sábanas y cerraba con fuerza los ojos, así, el monstruo se aburría y se iba. Por eso, cuando Gabriel oyó la puerta cerrarse bruscamente junto al habitual retumbar de paredes que acompañaban la entrada de aquél animal casi a diario, se tapó con las sabanas y cerró con fuerza los ojos. Por un instante, llegó a pensar que estaba funcionando, pero volvió a oír golpes y gritos de su madre desde el fondo del pasillo. Su amigo Pepe le había mentido, el monstruo no se iba.

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