lunes, 30 de noviembre de 2015

El martes 1 de diciembre se publicarán los microrrelatos ganadores y se avisará a los escritores de los mismos

Saludos,

Primero, gracias a todos los creadores literarios que habéis enriquecido este blog, que es un arma contra la violencia de género. En él hay un océano con 727 microrrelatos. Os invitamos a leerlos, a disfrutar de la literatura y a reflexionar.

El fallo de la edición del concurso de 2015 se hará público el martes 1 de diciembre.

Buen trabajo escritores... a leer, lectores.

jueves, 26 de noviembre de 2015

La luz en las sombras

El sol sale para todos. Ella mira al horizonte con esperanza. Su rostro malherido, pero su alma intacta. Tras años en el infierno, hoy tiene un billete de primera clase hacia un nuevo comienzo. El precio a pagar es decir "ahora", o "basta", o "nunca más". Algunas personas creen que es muy caro. Pero ella ha roto su hucha de cerdito para permitirse tal capricho. Las nubes quedan atrás. Hoy mira al frente. Con la valentía del que dice "aquí estoy". Con el coraje de los que se atreven a conseguir algo que para otros es tan complicado: vivir.

El bucle de la memoria

Con un gesto simpático un gin tonic. Ojea algunas portadas y una pareja cercana tararea su primera canción de amor. A su espalda crece el tono en cada trampa de un juego de mesa, una ligera nota de cansancio en sus años juntos. Se centra en buscar una foto, un titular que le agite el día de mierda. El asesinato de una mujer. Traga media copa. Él se suicidó después. Escribe el nombre del asesino en el buscador de facebook: una frase ambigua, fotos juntos, felices. Ella nunca tuvo perfil. Otro gesto simpático y tararea una canción de amor a la camarera que tímida no le perdona el golpe de antes de anoche. "Vuelvo a casa" dijo. Ninguno volvió.

Todo

Todo era perfecto,Todo había desparecido, ahora Todo era bonito; pero de repente, gritos y golpes en la puerta la devolvieron a la realidad, Todo había sido bellísimo sueño, Todo volvía a hacerse presente en su vida, su día a día. Pero decidió hacer su sueño realidad y salió por la puerta.

Extraña escritora

Cuatro paredes, una habitación, una luz medio fundida, una puerta entreabierta y una ventana. Una ventana cerrada. Solo veía eso, Eso y los golpes. Golpes que dolían más en mi mente que en mi cuerpo.
 
Ya era la hora, ya se acercaba, llegaba del trabajo. ¿Qué necesidad tenía? Yo tampoco lo sé. Solo sé que esas paredes vieron demasiado, rabia y odio acumulado, y que ahora estoy aquí, donde nunca pensé llegar, y menos, llegar por un golpe. Decía llevarme al cielo. Desde luego que lo hizo.

El escondite

Me despido de mamá para ir al cole como cada mañana.
Ayer lo volvió hacer.
Le oigo gritar desde mi escondite. Mamá me busca un escondite nuevo cada semana. Yo cierro los ojos y me tapo los oídos. Le dice cosas feas y después, muchas veces, mamá lleva la cara morada. Cuando ya puedo salir del escondite mamá viene a por mí y me da abrazos y besos mientras llora. Me dice que no sea como él.
Ayer le dije que tenía miedo.
Salgo del cole como todos los días y esta mamá esperando, sonriendo.
-Hoy no vamos a casa- me dice.
-¿Y a dónde vamos?
-A un sitio donde no nos escondemos.

PAPÁ

Dice mamá, que papá antes era alegre y divertido. Desde que yo nací no; él quería un niño y la tomó con nosotras, y cada dos por tres, cuando viene borracho, se lía a golpes y nos deja rosas violetas en las mejillas y no sabemos qué hacer. La abuela comenta, que lo mejor es que llamemos al 016. A mamá, que le duele el alma, no por los golpes que ella recibe, sino por los que recibo yo, la vida le ha cambiado: se pasa el día llorando y abrazándome, en esa espera larga de que papá cambie. Aunque yo creo que no, por eso, si ella no llama, lo haré en cuanto me levante.

Como esclavas

Todos me tratan igual, creen que solo soy una máquina que trabaja para ellos, que sirve para lavar, para lo que ellos quieran. Sé que puedo hacer muchas más cosas, pero solo soy una esclava de ellos.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Lo Que Pasa

Nadie quiere hablar de Lo Que Pasa pero, cuando pasa, todo el mundo quiere saber de Lo Que Pasa. Porque la gente no quiere hablar de Lo Que Pasa... ¡ Pasa de lo que pasa!

Solía

Solía sollozar, llorar mientras dormías. Solía gritar cuando te ibas, querer morir si te veía.

Pero al fin he comprendido cómo piensas, cómo sientes, cómo vives, tu punto de vista… Y me he apiadado de ti; ignoras la tristeza que arrastras.

Hoy he despertado y la bruma de mis ojos se ha extinguido. Me has preguntado que qué me pasaba y te he sonreído con la mirada. Habría deseado infundirte lo que te falta, romper tus negras cadenas de odio…

Me dicen que huya, que salga… ¿Adónde? ¿Es que no se dan cuenta de que yo ya no tengo vida? Solía sollozar, llorar, gritar, morir cuando venías. Solía, solía… Se acabó. Reiré, cantaré y bailaré en la otra vida.

Flor de cristal

Ana, era una mujer maltratada y rota. Tenía un diario de lenguaje de las mariposas y capítulos de su vida que eran perfiles escondidos. En el imaginaba su vida sin violencia, sus sueños y metas, su fantasía inalcanzable. No siempre fue así. Por un breve periodo de tiempo fue feliz con el amor de su vida, pues ya se sabe que la ilusión de los comienzos de un amor son muy hermosos. Sin embargo esos tiempos de vino y rosas pasaron. Pero esos momentos quedaron muy lejos, pues el fatídico amanecer que ensombrece a toda la creación, en esa triste habitación de hospital un espejo de sombra se rompió en mil pedazos ya por siempre...

Andén

Nadie comprendía que quisiera los fines de semana con tanto afán, pero cuando empezó a conducir el Metro, recién graduado en Industriales, descubrió que la joven siempre tomaba el primero en las madrugadas ateridas de los sábados. Indudablemente regresaba a casa después de una noche de marcha, a veces acompañada. Le gustaba fantasear sobre la vida de la chica: si trabajaba en un bar de copas, si dormía desnuda, si dibujaba poemas en sueños. Un día vio que se bajaba en Puerta Blanca. Ella, en cambio, nunca se fijó en él. Si lo hubiera hecho, habría descubierto la expresión de horror cuando aquella mañana vio que alguien la empujaba justo delante de su cabina, sin tiempo para frenar.

Despertar

Reviví otra noche más los insultos, los golpes y el frustrante pensamiento de creerme inferior a él por no poder dejar de quererle; mis lamentos, mis llantos parecían entonces tan reales como antaño, cuando todavía vivía atemorizada.
Los sueños son mi recordatorio de aquello que ya pasó, y como una herida que no cicatriza del todo, aún duelen cuando aparecen.
Sin embargo, pese a volver a arrepentirme de todos aquellos años desperdiciados con alguien que sólo sabía apreciarme cuando me intentaba alejar de él, me levanté otra vez dispuesta a seguir con mi nueva vida, la que había conseguido encontrándome a mi misma con la ayuda de aquellos que de verdad me querían. Lograría hacer desaparecer herida y cicatriz.

Se acabó

¡Basta ya! Mi cabeza grita desesperada. No quiere seguir así. Llevaba tiempo susurrándome que me fuera.

Pero hoy, el vaso se ha derramado, me ha levantado mano. No le era suficiente con humillarme, no. Hoy se ha escrito el punto y final en nuestra relación. Tenía que haberme ido mucho antes, no debí aguantar tanto con él.

Cuando cruzo la puerta de casa por última vez, una mezcla de sentimientos recorre mi interior. Miedo por lo que me deparará ahora la vida y una sensación de alivio por poder salir de ese sitio al que llamaba hogar.

SOLO PALABRAS

Anidamos ejemplos y los hacemos crecer. Tenemos la piedra más preciosa entre las manos, intentamos pulirla, hacerla brillar y engarzarle los mejores adjetivos que puedan adornar a una persona. Es la educación y no encuentro palabra más hermosa, no la puedo sustituir por ninguna metáfora, ninguna está a su nivel, porque es el origen, y todo lo mejor y lo peor tiene un principio. Queremos acabar con lo que, desde hace demasiado tiempo, intenta acabar con nosotras, y querer es empezar a conseguir. Vayamos desde el inicio, desde las primeras palabras que enseñamos a nuestras hijas e hijos y demos ejemplo, porque ese es nuestro trabajo.

El último aliento

Me encuentro en el suelo sobre un charco de sangre, la mía. He pérdido la noción del tiempo, pero no del espacio, estoy en mi cocina, la cual se halla destrozada tras el altercado. No puedo moverme. Mi pareja me ha golpeado contra la encimera y me ha abierto el cráneo.

Le oigo chillar en el salón, me maldice y luego llora. Es la primera vez que me pega, aunque sus palabras comenzaron a ser hirientes hace tiempo. Tras una larga pausa, escucho un disparo, se ha suicidado. Quiero correr y huir, sin embargo, me hallo tirada, consumiendo mis últimos segundos de vida por no dar importancia al peso de sus insultos y pensar que sus ataques serían sólo verbales.

Un libro por escribir

Escuchó emocionada los aplausos de sus compañeros mientras desenvolvía muy despacio el regalo que entre todos le habían comprado. Cumplía un mes en su nuevo empleo y todos querían celebrarlo. Dentro de una caja de cartón y entre virutas de papel se camuflaba un libro cuyas cubiertas azul turquesa carecían de título. Sorprendida contempló como su interior se mostraba inexplicablemente en blanco y en sus miradas encontró la respuesta: "Escribe tu propia historia que nadie caligrafíe un solo renglón por ti."

Con la incertidumbre del empezar de nuevo y la pesada alforja de la iniquidad es difícil pero allí estaba. Por fin se había dado cuenta de que era mentira que ella no sirviera para nada. Él no tenía razón.

Travesura

En el rincón de los juegos pintó una muñeca con rayas de color rojo. Luego, con otro muñeco, empezó a darle golpes. La maestra se acercó, cogió los juguetes y miró a la niña que, arrepentida por lo que había hecho, bajó la mirada.

Unos minutos más tarde llamaron por teléfono a su mamá, quien llegó durante el recreo. Tras la ventana del aula, la niña lloraba al ver que su madre también lo hacía mientras hablaba con la directora.

Unos días después su papá tuvo que marcharse de casa. Y, aunque estaba tan contenta como su mamá, no sabía por qué habían castigado a su padre por la travesura que cometió ella en la escuela.

¿SOY YO?

Incapaz de sentir algo más que rabia y asco, recordaba cada bofetada, patada, puñetazo. En definitiva paliza de las que había sido testigo, cuando no víctima en su niñez. Atrás quedaban las risas compartidas, los sueños ahora rotos, y el imaginario mundo feliz que veían desvanecerse cuando las llaves sonaban en la puerta de entrada. Aquel ruido que en cualquier otra casa era motivo de felicidad y celebración, del momento de unidad familiar al final de la jornada. En su caso, anunciaban el preámbulo del miedo, terror, realidad... Sigue viviéndolo cada día. Han pasado años y lo único que ha conseguido es volver a caer en ese círculo de terror, salvo, que ahora, el malo, el ejecutor es él.

No renacer

Una mano vil y cobarde golpea el rostro de una mujer, una vez más.
Un ejército de lágrimas mana de sus ojos enrojecidos, contando una historia de sufrimiento que ella no se atreve a contar.

Ahora esos ojos enrojecidos miran con infinita tristeza por la ventana. Un sol al rojo vivo se derrite sobre el lejano horizonte mientras la pálida luna ya está calentando para salir a jugar en el cielo. La mujer cierra los ojos deseando, una vez más, poder derretirse como el sol y no renacer jamás.

Dices que me quieres

Dices que me quieres. Siempre me dices que me quieres. Cuando arrepentido y avergonzado vas arrastrándote hasta el agujero donde me he escondido.

Esto no puede ser amor. Creo que está más cerca de la obsesión o la locura que de un sentimiento tan bonito como es el querer a alguien.

Te excusas en tus problemas. En la mala infancia que has tenido. La educación que te dieron. Dices que luchas contra ello, que vas a cambiar. Pero siempre se repite lo mismo. Y cada recaída tuya, es una visita mía al hospital.

Y ya tus golpes más además de dolerme, me decepcionan. Porque una vez más me has mentido. Porque además de pegarme, me has arrebatado mi esperanza.

... Y FUERON, ... Y FUE

... Y fueron sus manos menos manos, recuerdo, olvido de caricia.

Fueron sus labios piropos del mismo diablo.

¿Sus palabras?, cuchillitos congelados al calor de la fragua del dolor.

El candil del odio hizo morada en sus ojos..., y fue la fuerza su cobardía.

Tornó su corazón en la piedra con que lapidarme, y sentí al mío quedar traspasado viendo los pies de mi ángel hechos barquitos navegando los regueros de mi sangre fusionada con sus lágrimas y buscando un mar nuevo.

... Y fue aquel día en que la luna fue menos luna, la noche en que las estrellas fueron poco más que lentejitas...

Un hombre fue menos hombre..., y fue una espada, y fue un grito..., mi muerte.